El triunfo en un gran evento siempre provoca un efecto placentero. Una exquisitez al que se le puede añadir un dulzor extra en función de cómo se ha logrado. Esta sensación es la que han experimentado las jugadoras de la selección femenina de hockey sobre patines al rescatar el trono mundial que habían cedido en el último campeonato.
Y no es que empezasen con buen pie la reconquista. El equipo dirigido por el seleccionador debutante Sergi Macià, debutó con un inesperado empate ante una selección de menor caché como Chile (1-1). Un tropiezo inesperado a la espera de la respuesta de las jugadoras ante su siguiente rival: Gran Bretaña. En este partido se despejaron todas las dudas y se apartaron los miedos con un 14-0 final. La maquinaria estaba engrasada y fueron cayendo los siguientes rivales: Italia (3-0), Francia (8-2) y la anterior campeona, Argentina (1-4). Así se plantó España en la final.
Quedaba el último peldaño, donde esperaban las siempre correosas vecinas de Portugal. Los goles de Sara Roces y de María Sanjurjo hicieron justicia para un equipo que fue de menos y más demostrando su superioridad. Lo dicho. La selección femenina española de hockey sobre patines, otra vez campeona del mundo, y ya van ocho…