CAROLINA PASCUAL

Soy historia, por eso quiero que conozcan mi historia, que conozcan quiénes fuimos y quienes dimos los primeros pasos, que seamos un ejemplo para nuestras futuras generaciones y eso es lo que estoy haciendo desde los 17 años que me retiré.

Empiezo con 3-4 añitos a hacer danza clásica en mi pueblo Orihuela, a los 6-7 años la profesora de ballet le indica a mi mamá que tengo muchas cualidades para hacer un deporte como la gimnasia rítmica y así fue como mis padres buscaron enseguida donde poder practicar esta modalidad de gimnasia y nos fuimos a Alicante. En aquellos tiempos todavía no existían las autovías y teníamos que desplazarnos dos horas de coche y hacer ese trayecto para ir y después del entrenamiento volver. Ese ritmo era imposible a mi edad de 7 añitos porque era muy agotador y entonces buscamos una escuela más al alcance de la mano.

Claro, al ser Barcelona elegida sede olímpica, queríamos medalla.

Barcelona, fueron hasta la fecha los mejores juegos olímpicos de cómo se organizaron, la gente de volcaba por aportar su granito de arena y todos los deportistas españoles, creo que hicimos nuestro papel, conseguimos 22 medallas olímpicas.

Con mucha ilusión, el orgullo que tenían los espectadores de que pudieran sentir el alma de los juegos y ese ambiente se vivía con mucho orgullo y mucha emoción, poder ver a todo tu país volcándose contigo y apoyándote y yo era la mejor para representar a la gimnasia olímpica española.

En aquella época, pues tenía 16 años recién cumplidos y pesaría unos 35-36 kilos. De hecho, cuando terminé la competición el 8 de agosto y volví a casa, perdí 3-4 kilos más, en el momento de descanso, después de la gran competición. Teníamos esos últimos días, Emilia sí que nos dejaba comer lo que quisiéramos.

Cuando llega el momento de la gran competición, hay mucha concentración, yo tenía que agradar a esas personas que estaban apoyándome, siempre estaban vitoreándome mi nombre ¡Vamos Carolina, hasta el final! ¡Vamos Carolina! Entonces se me ponen los pelos de punta.

Me gustaba que estuvieran conmigo y que me estuvieran apoyando hasta el final e hizo que arrancara mis últimas fuerzas y lo diera todo en el tapiz, para agarrar esas mazas y no dejarlas caer y conseguir la medalla de plata.

La verdad que los juegos olímpicos, son lo más diferente a todas las competiciones. Un campeonato del mundo también tiene su dificultad no, pero la verdad que Barcelona y los juegos olímpicos, son muchísimo más grande, son… no sé cómo explicarlo, pero se siente que es la competición mas importante para un deportista.

Ya no recuerdo el cansancio, el agotamiento, ya he dicho que ni siquiera podía llegara andar cuando estaba en la villa olímpica en esos días. Pero ahora ya no me acuerdo del dolor, del cansancio, de la carga de los músculos, el dolor de espalda, ya no recuerdo nada. Ahora solo recuerdo, felicidad y mucho orgullo porque he conseguido lo que nadie ha conseguido en la historia y representar a tu país, como la mejor gimnasta española y creo que no podría decir que no ha merecido la pena.

Fue un ciclo olímpico muy muy duro como he dicho y estuve casi 5 años entrenando más de 10 horas al día. Dejé mis estudios aparte, para representar y hacer un buen papel en nuestros juegos y pienso que, consiguiendo una medalla en los campeonatos de Europa, consiguiendo la medalla en el campeonato del mundo, consiguiendo la medalla en la copa del mundo y por fin logré la medalla olímpica, lo que sueña cualquier deportista, creo que era hora de volver a casa.

Volvería a hacerlo, de hecho, correría a llegar a Tokio.